Jueves de comunión

jueves-santo
Hoy recordamos la Última Cena del Señor Jesús con sus discípulos, su oración en el huerto de Getsemaní y su arresto.
 
Pasajes bíblicos: Mateo 26:17-46; Marcos 14:12-42; Lucas 22:7-46: Juan 13:1-38
Lecturas bíblicas complementarias: Deuteronomio 16:1-8; Jeremías 31:27-37;
1 Corintios 11:23-32
 
“El que Recibe…”
Sermón para el Jueves de comunión basado en Juan 13:1-31
Pbro. Josué R. Cervantes Carrillo
 
“De cierto,  de cierto os digo:  El que recibe al que yo enviare,  me recibe a mí;  y el que me recibe a mí,  recibe al que me envió.” (Juan 13:20)
 
Mientras que los Evangelios Sinópticos (Mt. 26:26-29; Mc. 14:22-25; Lc. 22:17-20) y 1 Corintios 11:23-26, describen en términos casi idénticos la institución de la Cena del Señor en el aposento alto, llama la atención el hecho de que Juan no mencione, ni indirectamente la institución de la cena. Leamos lo que Juan registra:
“Antes de la fiesta de la pascua,  sabiendo Jesús que su hora había llegado para que pasase de este mundo al Padre,  como había amado a los suyos que estaban en el mundo,  los amó hasta el fin. Y cuando cenaban,  como el diablo ya había puesto en el corazón de Judas Iscariote,  hijo de Simón,  que le entregase,” (Juan 13:1-2)
 
No cabe la menor duda que el pasaje que hemos leído (Juan 13) se desarrolla en la misma ocasión y lugar de la última cena, siendo por lo tanto un pasaje que nos muestra una faceta diferente de un mismo momento del Evangelio. Recorramos su enseñanza con relación a lo que representa también la Cena del Señor para nosotros.
 
1. El que recibe… recibe el amor del Señor por sus discípulos.
“…sabiendo Jesús que el Padre le había dado todas las cosas en las manos, y que había salido de Dios, y a Dios iba, se levantó de la cena, y se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. Luego puso agua en un lebrillo, y comenzó a lavar los pies de los discípulos, y a enjugarlos con la toalla con que estaba ceñido.” (Juan 13:3-5)
 
a) El v.1 afirma que el Señor amó a los suyos y los amó hasta el fin: podríamos pensar que solo a los discípulos, pero también todos nosotros somos de los suyos. Y nos manifestó su amor hasta el fin y lo sigue manifestando hasta el fin.
b) v.3 “Salió de Dios e iba a Dios…”: Dios es amor y Jesús es su manifestación.
c) Una de las formas de manifestarles o ejemplificar su amor fue el lavamiento de los pies de sus discípulos. Él vino para servir, su servicio y entrega es la manifestación de su amor.
d) En la participación de la cena, él te entrega la muestra de su amor… Su cuerpo partido por ti y su sangre derramada por ti… por amor a ti.
 
2. El que recibe… recibe al Espíritu, al Hijo y al Padre.
“Desde ahora os lo digo antes que suceda,  para que cuando suceda,  creáis que yo soy.  De cierto,  de cierto os digo:  El que recibe al que yo enviare,  me recibe a mí;  y el que me recibe a mí,  recibe al que me envió.” (Juan 13:19-20)
a) Jesús les dijo que serían testigos de sucesos que harían temblar su fe, pero que no debían olvidar quién es Él… él es el YO SOY.
b) No obstante que nos toque ser testigos o vivir situaciones que hagan que nuestra fe flaquee, no podemos olvidar nunca a la mesa de quién es que somos invitados: a la mesa del gran YO SOY… a la mesa de la Familia de Dios.
c) Participar de esta mesa nos recuerda que tenemos su Espíritu, que tenemos al Hijo y al Padre… o más bien que hemos sido tomados por ellos. Le pertenecemos a Dios.
d) Tú y yo hemos sido recibidos y adoptados a la familia de Dios, y comer de su mesa nos lo recuerda.
 
3. El que recibe… recibe la pasión del sacrificio del Señor.
“Habiendo dicho Jesús esto,  se conmovió en espíritu,  y declaró y dijo: De cierto,  de cierto os digo,  que uno de vosotros me va a entregar.” (Juan 13:21)
 
a) No creo que podamos imaginar que sintió Jesús cuando declara en sus palabras que es completamente cierto y seguro que uno de sus discípulos, a quien amó, de quien lavó sus pies y a quien invitó a su mesa le entregaría.
b) De inmediato nuestros ojos se vuelven en contra de Judas Iscariote, pero por él, Jesús fue entregado al dolor y al sufrimiento, a la cruz y a la muerte por ti y por mí.
c) Su mesa y recibir el pan y la copa nos recuerdan que su cuerpo fue partido por ti y su sangre por ti fue derramada. Su dolor, su pasión, su cruz y su muerte también son parte de esta mesa y de nuevo nos recuerdan su amor, un amor que le llevó a morir en nuestro lugar.
 
4. El que recibe… la capacidad de darle la gloria a Dios.
“Entonces,  cuando hubo salido,  dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del Hombre,  y Dios es glorificado en él.” (Juan 13:31)
 
a) La última cena se termina… Judas se retira de la mesa y el Señor declara que ésta es la forma en que Él y su Padre son glorificados.
b) No es fácil entender cómo el sufrimiento, la cruz y la muerte le pueden glorificar, pero podemos entenderlo después de cenar.
c) Él nos dice: “haced esto en memoria de mí”, y su memoria en nosotros nos recuerda: el amor, la adopción y el sacrificio que nos libra de la muerte.
d) Cuando los suyos comemos de esta su mesa no podemos sino recordar su Gloria… la gloria de su resurrección, y la gloria de su regreso… porque anunciamos la muerte del Señor hasta que Él venga.
 
Esta noche la mesa esta puesta… una mesa de amor, una mesa a donde solo está invitada la familia de Dios, una mesa en la que su pueblo le da la gloria a aquel por quien somos salvados. La mesa está dispuesta y tú eres un invitado a ella, acércate a ella para recibir la Bendición que tu Señor tiene para ti.
“La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz.” (Romanos 13:12)